Esta serie de pinturas en pequeño formato, titulada DIVERTIMENTOS tiene, un referente en la música, con una intención descomplicada y juguetona. Podría decir que son obras que recrean el placer de vivir sencillamente. Las pinceladas de color danzan en las composiciones y establecen ritmos visuales, invitando al espectador a sumergirse en un mundo de movimiento y armonía visual o una sinfonía musical del color.
Pintar al aire libre y caminar esta vida, me ha permitido establecer diálogos silenciosos con la naturaleza, que se convierten en sensaciones de vivacidad y optimismo, recreados a través del color vibrante y alegre. Se establecen diálogos e interacciones entre los colores, aludiendo al goce visual y sensorial del paisaje.
Una vez más me acojo al Zen, para expresar que éstas pinturas no son para entender sino para sentir, desde un espíritu libre, empático, capaz de maravillarse con los formatos que mi naturaleza interna provoca. J.G
Bogotá, Abril 25 de 1964
Soy un artista-pintor-docente, egresado de la Universidad
Nacional y con una Maestría en Estudios Artísticos de la ASAB-UDFJC. A lo largo de mi carrera, he desarrollado
obra pictórica a través de series que exploran diversas temáticas, desde el
realismo hasta propuestas abstractas.
Se fue revelando un diálogo entre mi naturaleza interna y el mundo exterior, vocación experimentada en las salidas a pintar al aire libre, disfrutar caminando y entrenar para maratones. En resumen, mi hacer en lo cotidiano. Estás practicas derivan en estados ampliados de conciencia, donde intento descifrar como habito mi cuerpo, microcosmos dentro de un macrocosmos. Metáfora para la serie titulada “anotaciones”.
Buscar la comunidad del alma, la intimidad. Convocar a adentrarse en sí mismo y contemplar, dejarse inundar por la luz que da vida y transparenta el espíritu. Fue mi intención al proponer la serie “ventana abierta”.
Paradójicamente, tener contacto con algo de la cultura oriental, dio origen a la serie “Hong Kong”, donde se conjugan lo concreto y lo atmosférico, lo real y lo espiritual, en palabras del Zen- la montaña que se convierte en nube-.
En esta senda, a partir de imágenes diagnosticas corporales surge la serie “paisaje interior”, evidenciando ritmos y formas interiorizadas, que evocan abstracciones del paisaje natural. Una disculpa para plantear la posibilidad de mirarse hacia adentro y reflexionar sobre lo que revela una imagen de rayos X.
La serie “divertimentos”, ya comentada en otro escrito, donde intento condensar la energía en pequeño formato, a través del color. Se convierte en un homenaje a la vitalidad de un ser querido que ya no se encuentra en este plano.
Paralelo a las series mencionadas, siempre ha estado mi obra de paisaje pintado del natural, que me nutre y vincula con el oficio del pintor, tradición por estas épocas no “contemporánea”. Sin embargo, permite revertir una mirada hacia nuestra tierra diversa y el “reflejo” del recurso vital, cada vez más escaso en el planeta.
Sentir hacia adentro y hacia afuera, continúan siendo mi motivación y excusa para habitar y disfrutar, buscando generar un sentir común- vibrar al unísono- El manejo particular del color, más que la forma, es mi manera de expresarme.
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ResponderEliminarHermosas obras se siente el ritmo en cada una de ellas eh inclusive escucharlas. :)
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