El arte de hoy se ha venido fundamentando en la
autorreferencialidad desde diferentes acepciones. Lo autorreferencial se
presenta cuando el creador decide tomar su Yo como tema por fuera de
situaciones del ego y de esta manera exponer procesos de auto inmersión.
Existen entonces fisuras cuando se decide estar atento a los signos producidos
por los viajes hacia uno mismo mas que nada porque responde a una premisa que
se ha posicionado en todo a derredor: pensar en mí.
El egoísmo del pensar en mí, como se dijo antes, se ha
posicionado como una actualización de auto relaciones de existencia con uno
mismo. Surge el concepto de único porque el pensar en mi mismo se traduce en la
imposibilidad para los otros de hacerlo de igual forma que yo. Tengo
consciencia que es necesario salir de mi mismo para poder verme con
perspectiva, al salir de todas maneras debo reconocer que estaré sometido a
todo un arsenal de generalidades por parte de los contextos y preceptos de fe
oportunistas, los cuales terminarán por colonizar esa construcción de mí mismo
junto con ideales y demás detritus sociales.
Mi propia imagen entonces opera como un principio que no
tiene ningún origen ni fin, porque representa una fantasmagoría donde por lo
general otras ideas han logrado adelantarse con el objeto de enmarcar lo que
significa mi rostridad en términos de la concebida socialización, ya sea
colectivizante, de pensamiento judeo-cristiano, burguesa-anarquistas o con
mezclas disonantes de idealismos: nuestro rostro no es sino una conjugación de
sucesivas caras en plena actividad de desgaste y ocupación.
Ya que tocamos la ocupación no podemos entonces dejar de
hablar de lo único desde Fitchte, arriba apenas esbozado, porque la unicidad es
el resultado de un minucioso trabajo de autoproducción, es decir, nos debemos a
una sistemática labor de empleabilidad idealista de funciones que la sociedad
espera de nosotros. Ahora bien, estoy consciente que el hacer del arte opera en
nosotros como una válvula de desalojo, una deconstrucción primigenia. Basado en
esa destitución del yo que el arte procura, el camino es la nada, pero una nada
ontológica que produzca en el individuo, al menos la sensación de cierta
libertad, si es que logramos con éxito el rechazo de cualquier intrusión
externa, aún a sabiendas que el ser solitario que represento en el absoluto
estar conmigo mismo no sea sino un misterioso y temible monstruo.
La obra de Julieta Acevedo elabora un intrincado panorama de
rodeos del Yo con diferenciación de roles que indican la presencia de
alteridades en medio de naturalezas de transformación consecuentes con miradas
incisivas a inflexiones de culpa, tradición, cultura y sociedad, como si en
cada fotografía digital lograra entrar y salir de la individualidad en deconstrucciones
de la subjetividad e inclusive otras dimensiones de extrañeza con lo familiar y
desde allí facilitar el acceso a lo siniestro.
Lo siniestro en su obra nos recuerda una edad oscura
preocupada por la matrística envoltura de un nuevo barroquismo cuya luz
incidental develara la expectación de un artista que ya no captiva públicos por
su auto exudación, sino por la tendencia tenebrista de saberse foco de nuevas y
consideradas problemáticas de erotismo asincrónico así como multidireccional.
Oscar Salamanca
Fluir Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Dolor en silencio Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Geografía Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Invasión Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Martir Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Amor en llamas Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Melomanía Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Simulación I Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Sin título Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
En automático Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Fluir II Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Sin título Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Heridas mortales Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Sin título Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Sin título Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Perdida Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Desdicha Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Bloqueo Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
No más muertes Fotografía pictórica 50 x 70 cm 2020 |
Julieta Acevedo Agudelo, tecnóloga de medios audiovisuales del SENA, Licenciada en Artes visuales de la Universidad Tecnológica de Pereira. Su obra se desarrolla a partir de estrategias digitales aplicadas a la la fotografía y la posproducción de imágenes, con el objeto de recrear escenarios de lo trágico, lo sublime invertido y la autorreferencia desde un fuerte carácter pictórico. Instagram de la artista Facebook de Julieta Acevedo julietaacevedoagudelo@gmail.com |
Felicitaciones, excelentes fotografías
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario y tu apoyo 📸❤️
Eliminarmuy inspiradora obra, gran artista!... me gusta mucho su trabajo julieta
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu apoyo!!!! 🌷
EliminarTotalmente extraordinario tu trabajo.
ResponderEliminarMuchisimas gracias Steven 😋
EliminarWow, no había visto esto, brutal, que bacano ver sus obras expuestas en este blog. Me sorprendió, me encantó. Un abrazo
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