El fragmento en sus
fragmentos (composición-descomposición)
De
una manera u otra la vida misma (como el arte mismo), tiende a instalarse e
incrustarse en unas “interzonas” de misterio, en donde nunca podemos hacer nada
para vivirla de la manera en que ella lo dice, lo indica y lo realiza; es lo
que se llama o llamamos destino. Es entonces, el destino como una causalidad,
lo que ya está causado en cada uno de nosotros y allí, en medio de ese
misterio, no tenemos como decidir lo que es, lo que ha sido y lo que habrá de
ser nuestra vida. Quedamos hermosamente sometidos al misterio del destino. Pero
lo maravilloso, es que, en esa realidad del destino, el artista, nos ha dado,
nos dio su vida, nos la proyecta de una manera extraordinaria. Y aquí la
tenemos, y aquí la vivimos, con lo que ella es y continuará siendo en su
inimitable transparencia de las relaciones causadas en su revelación y la
comunidad de sentido transformador, que ellas contienen desde tú mundo, en el
que Ilvar, se transforma, en cada gesto de sus fragmentos. Estamos ante un
teatro de los gestos. Teatro de sus
fragmentos. “El estilo y el grito”, lo
llamaría Michel Seuphor.
En
el teatro de gestos y fragmentos, busco una transformación constante, permitiéndome
explorar las posibilidades expresivas de las tensiones, de los cuerpos y del
color, creando y recreando una obra en constante evolución.
Y
comenzamos entonces, con una perturbación, en la medida en que nada en la vida
es, sino es el comienzo de una perturbación, que uno mismo causa, con su vida,
su manera de vivir, su decisión o determinación de vivir a su manera; o una
perturbación que se causa sin que uno la haya causado, solo por el hecho mismo
de vivir, de vivir entre los otros. Y nada puede contener ni la una ni la otra.
Y no tenemos dominio de la una ni de la otra. ¿Entonces cómo vivimos, cómo
hemos de vivir? Es ese el misterio irrevocable de la vida. Todos quieren saber
de nuestra vida (la vida del artista, yo artista), los que están con uno, lo
más queridos; pero uno no sabe desde dónde o en qué se ha vivido, que ha
deseado vivir como destino que es, o qué busca ser. Y lo que tiene ante sí
mismo, nadie puede saberlo, y uno lo trata de exhibir o mostrar, pero no puede,
no tiene como hacerlo, aunque así lo quiera decir a sí mismo y a los otros. La
vida es entonces, una perturbación indecible, que se dice allí donde uno
todavía no es. Esa es tú vida, en la mía, en la de todos nosotros, en la que
Ilvar, como artista que ha decidido por su necesidad de darse un destino como
artista, realiza en su dimensión de inmersión en su fragmento, en sus
fragmentos. Y eso hace que cada cuadro sea un fragmento de una búsqueda de la
totalidad de la naturaleza, de su naturaleza. Mística de la obsesión.
Contracción del sentido que, en la forma del cuadro, contrae la naturaleza del
sí mismo como artista y su naturaleza o la naturaleza (Iconoclasta). Tela vacía,
la llamaría Kandinsky.
La
obsesión mística puede llevarme a una contracción del sentido, enfocado en
detalles específicos puedo crear una sensación de intensidad y profundidad. Me
ayuda a explorar y descubrir nuevas formas de expresión y a descubrir nuevas
posibilidades creativas y expandir mi visión artística y revelar mis aspectos más
profundos generando una conexión emocional.
En
medio de una nueva turbulencia, nos movemos, intentamos avanzar, queremos
indicarnos otra manera de vivir, lo tenemos que hacer o no, es como el carácter
más decisivo y evidente de lo incierto, dado por otros quizá, o dado por uno
mismo. Y cuando es dado por uno mismo, se vive pues en la causa, lo que uno ha
causado. Pero cuando es desde o con los otros, los que lo causan, entonces es
más irresoluble o puede serlo. Uno resuelve en uno mismo, aquello que ha
decidido ser, vivir, exaltar, provocar, delirar o medir en su exceso, no toda
la vida se puede llevar así, o sea, todo se mantiene en la hermosa proporción
de lo inestable en relación indisoluble, entonces, con lo estable, al mantener
iniciado cada cuadro fragmento, porque lo que hace Ilvar, es mantener iniciado
cada cuadro, hasta cuando su vida no sea más su vida, o sea, hará “lo mismo”,
en todo momento, como resultado de una tensión e intención, que muere en cada
cuadro, para hacerse en otro, para llamar a otro, como su continuum sin poder
serlo.
En
el arte, el eterno retorno se refiere a la idea de que una obra puede tener una
presencia duradera y puede ser revisitada una y otra vez a lo largo del tiempo
y puede ser reinterpretado y experimentado de formas diferentes. A medida que
la sociedad cambia y evoluciona, las obras que hago adquieren nuevos
significados y resonancias.
Vida
y arte inalienables (Anarquía y alienación. Herbert Read) las que gravitan en
esos movimientos, y la de él es (momentum) así, ha sido así (hybris) será así
(determinación), y lo es para todos nosotros, los que le observamos moverse de
esa manera, tender hacia la posesión de esos movimientos del yo fragmentado. Siente
esa condición para hacérnoslas sentir a nosotros, que también estamos
fragmentados o somos fragmentos. Y por lo que estos cuadros fragmentados son
también relatos, que así le relatan o que lo relatan en su condensada forma y
naturaleza. Irritación estética, la llamaremos, nosotros, de una necesidad de
construir una contranaturaleza vacía de sentido o mediando con y hacia otro
sentido, que Ilvar Carantón ha llamado: Contrastes.
Todo
lo que hacemos como seres humanos es, en cierto sentido, una contranaturaleza.
Al hacer uso de la tecnología y manipular nuestro entorno, alteramos el mundo
natural y nos alejamos de nuestra condición de seres naturales, por eso la
existencia humana es absurda y sin sentido, ya que no hay un propósito
inherente en la vida.
Oscar
Jairo González Hernández – Ilvar Josué Carantón Sánchez
Medellín
al 7 de mayo 2023.
Obras
Ilvar Josué Carantón Sánchez
nace en Chiquinquirá, Boyacá, en el 1965, y se convierte en maestro en Bellas
Artes especializado en Pintura, en la Universidad Nacional de Colombia, luego
se especializa en gestión cultural, para ver si podía aprender a vender un
cuadro o una obra, como no lo logró decide convertirse en Magíster en Historia
del arte y tampoco lo logró en la Universidad de Antioquia, así que se dedicó a
la educación y por eso comenzó el doctorando en Educación, en la Universidad de
Salamanca y tampoco lo ha terminado, entonces para sobrevivir se ha convertido
en docente, investigador, pintor, fotógrafo, lector y de vez en cuando escribir
cuentos, actualmente está radicado en el Valle de Aburrá y es el Decano de la
Facultad de Prácticas Visuales y Multimediales del Tecnológico de Artes Débora
Arango.
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