Con alguna resonancia se presenta en las dinámicas del arte
de hoy la pretensión por revisar las obras del pasado inmediatamente reciente,
ya digeridas por una o dos capas de interés en sucesividad, quizá como
necesidad por encontrar la belleza hace tiempo dispersa, en problemas. En dicho
proceso aparecen, con inquietante frecuencia, recuerdos por lo sublime, lo
bello contemporáneo y la ironía.
La pintura en el escenario contrastado del evento artístico
representa, a veces sin proponérselo, un delicado sistema de recordación para
los seres humanos de la exquisita posibilidad por ser aniquilados. Me refiero a
la pintura acaecida de nostalgia, perversa medida con estados atractores en
verticalidad suicida, si tenemos en cuenta que la ascendencia aparece como triste
reflejo por lo grande, una grandeza que nos habla desde paradigmas, podemos
decirlo ahora con claridad, matemáticos, geométricos, una fuerza que arrasa
dentro de la sublimidad dinámica con inusitada violencia. La vuelta hacia el
ejercicio de la pintura refleja filosófica y estéticamente la libertad, una
libertad del gusto aburguesado que arrostra capacidades capaces de desafiar la
inminente amenaza de nuestra fatal mediocridad.
Son constantes las reclamaciones por la belleza e inclusive
por su misma definición ya sea en el escenario de la academia o la percepción
cultual desde lo cotidiano. Lo bello contemporáneo es el reflejo de la apertura
producida por la cultura de masas donde, precisamente, todo es bello, pero al
mismo tiempo todo se encuentra sujeto a crítica, aún a sabiendas que el arte
hoy no es bello, ni tampoco la crítica de arte ejerce su rol. Entonces la
pintura que regurgita los hijos tragados provenientes de una historiografía del
arte reactualizada, representaría la evidente retirada de lo que se considera
cultura elevada en medio de una sublimidad onerosa, porque goza de lo
inteligible para todos y como es sabido, aquello que no se comprende, ni se
asimila bello, termina siendo objeto del coleccionismo o la exposición.
En nuestro contexto del arte colombiano cobra especial vigor
la ironía de pretender asimilar aún hoy la escatología del Kitch en procesos de
democratización de lo sensible desde procesos de desplazamiento y sospechas por
lo bello, victoria pírrica de una
sublimidad sin lo sublime, perdida de consciencia ante la muerte( con tristeza
ya no nos acecha, se ha ido triste porque perdió ante nosotros su efecto
transfigurador), apuesta por la
violencia como modo de expresión vivida, expuesta, así como la falta imperante
del gusto.
La obra de José Vallzi, artista de Rionegro Antioquía se
construye teniendo en cuenta las dimensiones estéticas de lo sublime, lo bello
y la ironía, pero también la conceptualización porque en su ejercicio pictórico,
podemos decir subjetivo, medial, se aleja del ruido de lo externo para procurar
en el silencio de su auto encorvamiento la posibilidad de dejar salir el sujeto,
el ente. Quien crea no escucha, quien pinta recurre a los presupuestos de lo
otro para alcanzar ese yo iluminador en la consciencia de sí mismo, pintor que
pinta al ser en su pensamiento y vive en el ser viviente como un fenómeno de
vibración donde se entretejen imágenes, voces, sentimientos e ideas.
En la pintura de Vallzi lo existencial reemplaza lo
sustancial cuando decide que la referencia al tratamiento de la atmósfera de
las pinturas barrocas, en realidad habla de texturas cercanas a su situación
frente al paisaje local, a la piel del trópico y al encuentro de la temática
asociada con cierto drama latinoamericano, en todo caso sublimidad invertida
que coloca al servicio de la ironía por la huida de mundo. Sus óleos se
construyen con coloraciones ocres, sienas profundas, como sugiriendo que
el “soy” se encuentra dentro, en la
oscuridad, pero es una pintura zeuística porque invita a salir de uno mismo
para verse y también para descubrir qué existe alrededor, por ello las
implicaciones con la noción de arte-lenguaje, ensamblajes de texto, control del
significado de su representación figurativa, ya que se despliega desde la oscuridad una nueva tradición de
pensamiento medido, construido bajo el precepto de la predicción.
Oscar Salamanca
Título: el cuerpo desaparecido y encontrado en un río. De la serie martirologio.
Sobre la obra de Caravaggio. El cuerpo social colombiano.
Técnica: óleo sobre lienzo.
Año: 2020-21
Dimensiones : 150 x 100 cm
Título: Una mano negra se cierne sobre el
territorio colombiano, de la obra
martirologio .
Sobre la obra de Velázquez , papa Inocencio X. El cuerpo social colombiano.
Técnica: óleo sobre lienzo.
Año: 2020-21
Dimensiones : 67 x 59 cm
Título: Narciso. Sobre la obra de Caravaggio.
Técnica: óleo sobre lienzo.
Año: 2020-21
Dimensiones : 167 x 93 cm
Título: El espectro de la fe.
Técnica: waterchalk sobre papel
Año: 2020-21
Dimensiones : 20x 29 cm
Título: El fantasma de la razón.
Técnica: waterchalk sobre papel
Año: 2020-21
Dimensiones : 20x 29 cm
Título:
Espectro I
Técnica: waterchalk sobre papel
Año: 2020-21
Dimensiones : 20x 29 cm
Título: Fuego
Técnica: Acrílico sobre papel
Año: 2020-21
Dimensiones : 20x 15 cm
Título: Mujer de correría I.
Para el libro de Diana Carolina Gutiérrez
Técnica: óleo sobre lienzo
Año: 2020-21
Dimensiones : 30x 40 cm
Título:
Mujer de correría II. Lucrecia.
Sobre Artemisia Gentileschi
Para el libro de Diana Carolina Gutiérrez
Técnica: óleo sobre lienzo y papel.
Año: 2020-21
Dimensiones : 30x 40 cm
Título: Héroe de batalla.
Técnica: Carbón sobre papel.
Años: 2019
Dimensiones: 23x 30 cm
Título: Mujer de correría III. Lucrecia
Para el libro de Diana Carolina Gutiérrez
Técnica: óleo sobre lienzo y papel.
Año: 2020-21
Dimensiones : 30x 40 cm
Título: Mujer de correría IV. Lucrecia sobre Artemisia Gentileschi
Para el libro de Diana Carolina Gutiérrez
Técnica: óleo sobre lienzo y papel.
Año: 2020-21
Dimensiones : 30x 40 cm
Título: Memento Mori. Cuerpo social colombiano. Sobre Pontorno.
Técnica: óleo sobre lienzo.
Año: 2020
Dimensiones: 68 x 40 cm.
Título: Familia colombiana viendo tv. Sujetos sujetados.
Técnica: waterchalk sobre papel
Año: 2020-21
Dimensiones : 20x 29 cm
Título: Violencia colombiana.
Técnica: waterchalk sobre papel
Año: 2020-21
Dimensiones : 20x 29 cm
Título: Umbral.
Técnica: waterchalk sobre papel
Año: 2020-21
Dimensiones : 20x 14 cm
Semblanza
José Vallzi, seudónimo de Juan José Jiménez Vallejo se encuentra finalizando el programa de Maestro en Artes Visuales de la Universidad Nacional abierta y a distancia Unad, actualmente se desempeña como profesor de pintura / dibujo de la alcaldía de Rionegro Antioquía y como maestro director en el Atelier de pintura de la misma ciudad. Ha realizado exposiciones colectivas nacionales e internacionales y cuenta con 6 exposiciones individuales en la ciudad de Medellín y Rionegro. Ha desarrollado diversos proyectos de creación y comisiones en Colombia. Como reconocimiento a su labor de investigación-creación ha recibido los siguientes premios: Ganador del estímulo de circulación internacional para artistas y el estímulo para creación de obra para artistas emergentes, ambas del programa de estímulos del municipio de Rionegro.
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ResponderEliminarGracias al artista por exponer, con los trazos magistrales de su obra, los fantasmas que caminan a nuestro lado, disfrazados de imaginarios, apertrechados en lo simbólico; aquellos que con sus ruidos obnubilan eso que Lacan llama "lo real", aquello que él mismo nos dice que es imposible, en la medida que solo vemos lo inmediato, lo superficial, lo que el profesor Salamanca, advierte sobre eso que los medios quieren hacer que creamos, que imaginemos. Una realidad oculta, fantasmal que hoy el artista devela con su obra. La matemática no es ajena a estos fantasmas, pues ya en ese grupo de místicos que seguían a su maestro Pitágoras, había algunos que como el artista Juan José, hoy nos muestra; ellos también intentaron develar esos fantasmas que cubrían de irracionalidad, de formas inimaginables, impensables el imaginario instituido y simbolizado como el mármol de sus estatuas, duro, fijo, estático...
ResponderEliminarOscar Fernández Sánchez
Profesor Departamento de Matemáticas
Universidad Tecnológica de Pereira