La escuela por su misma necesidad de
uniformidad de pensamiento hace que su divergencia prácticamente no exista, ya
que como escuela que es, aplasta todo lo que la rodea sin permitir el
florecimiento de otras formas o actitudes que difieran de lo comúnmente
aceptado.
En el caso de la formación artística se
espera que no exista una escuela, ya que en arte son múltiples sus nociones y maneras de asumir procesos de creación. De lo contrario, lo único que
obtendremos con una escuela en arte será pensamiento anquilosado, retrogrado y
desactualizado, esto debido a la fuerza que un ideario escolástico impone como
referencia de calidad y manera de hacer.
En el Muro Líquido de la Maestría en
Estética y Creación hemos proyectado la imagen de una nalgada cuyo texto
alienta a asumir el castigo como una autocensura para intentar (ahora lo vemos)
ir al acontecimiento anterior para retomar el camino desde el deseo reprimido,
en calidad de respuesta normativa social.
La pintura mural que nos ocupa surge en clave de
humor e ironía, ya que produce risas y no deja de parecernos crítico, el mismo
hecho de encontrar en el ámbito universitario un mensaje punitivo propio de la
niñez. Sin embargo, imagen y texto sugieren que de manera soterrada la academia
contemporánea emplea métodos ortodoxos y represivos, por no decir policiacos y
persecutorios, propios de la mente retorcida de personas enfermas que siguen
creyendo que lo diferente simplemente se echa, simplemente se quema y destruye
en la picota pública, basados en argumentos sospechosos de moral y ética.
Es inconcebible que pensamientos
monacales y de tendencia fascista de profesores en artes plásticas y visuales intenten
desclasificar la producción intelectual que no asume la sensibilidad y el
talento como único norte, con la excusa mal intencionada y vil de creer a los
estudiantes universitarios subnormales, sin juicio de discernimiento, exentos
de carácter para tomar elecciones sobre el mundo que lo rodea. Señores: estamos educando profesionales.
Una nalgada y sea obediente en las aulas,
representa un rechazo contundente a que las ideas de ultraderecha se apoderen
del campus universitario a través de
prácticas terroristas que imponen el silencio, el miedo y el destierro a todo
aquel que no acepte los pomerios
intelectuales de personas ineptas y prejuicios, que andan viendo el pecado y la perversión en
toda obra de arte escatológica que ubique el cuerpo y el estar en situación
como campo de creación- investigación.
¡Ustedes, los macarras de las "buenas" costumbres y "buenas" formas en el arte, con su actitud, son los
inmorales y antiéticos!
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