domingo, 18 de abril de 2021

"Trasegar de un encuentro" Exposición individual de María Cristina Noriega. Del 22 de abril al 21 de mayo de 2021




Los procesos culturales desde una mirada centro europea en la figura de la reflexión nos presenta que el cambio epocal se ha producido gracias a un fin de las repeticiones. Esto quiere decir que, así como lo pronosticó Goethe “nosotros, los hombres, dependemos de extensiones y movimiento; estas formas generales son aquellas en las que se manifiestan todas las demás formas, sobre todo las sensibles..” en nuestra época la tendencia es hacia la expansión y el movimiento.

En la pintura moderna, dicha tendencia desarrolla una suerte de ciclos que paulatinamente parecen ensancharse siempre desde lo precedente, de lo practicado y de lo experimentado. Los pintores nos centramos en procesos con deudas anteriores para provocar desde la explosión un cúmulo de asimetrías siempre creativas.

Mencionado lo anterior, se podría especular que la pintura se resiste a sus tantas muertes anunciadas y que, por el contrario, pintar hoy significa explorar una o varias asimetrías potenciadas desde conceptos autorreferentes, donde la liberación misma de energías por el hacer de la obra, se reutilice de forma ecológica en el desarrollo de sus mismas capacidades de producción gracias a su artificialidad constante de cambio.

Con ello tenemos que la pintura se autorrefuerza en pintura porque los presupuestos anteriores sirven como modos de reconfiguración y las proyecciones pictóricas, así revaliden aspectos de fondo sacramental o históricos del gran archivo de imagen disponible, generan la espiral creciente. Sin embargo, vale la pena aclarar que ese nivel de virtuosismo cambió en la posmodernidad y que poco a poco se fue derogando lo conseguido en aras de eliminar posibles obstáculos de diverso orden, académico y técnico para alcanzar libertades de creación.

Entonces pasamos de la sinergia dada por circuitos de auto potencia a generar todo tipo de revoluciones contra múltiples reglas y así las expectativas acerca de la esencia artística del arte se relativiza hasta el Pop como escenario de victoria por todos compartido. De esta manera el arte ha entrado en un estado de incomprensión porque simplemente no podríamos ya determinar qué es o de qué se trata el arte, porque el arte se ha convertido en una especie de doctrina super especializada que ha intelectualizado al máximo una práctica.

Ante dicha situación, la pintura contemporánea podría considerarse, o bien un hacer en el mismo tiempo histórico que vivimos, o bien una decisión conformada por un juego de expectativas de expectativas que generen cierta confianza. A mi modo de ver sentir la contemporaneidad en la pintura es sentir también un proceso de ruina, en el sentido que presenta una especie de respuesta ante el arte de hoy: si la pintura se declara en banca rota entonces esta crisis se podría considerar una revolución, así parezca slogan de la neoizquierda.

La pintura de María Cristina Noriega bebe de la modernidad formal cuando analiza el territorio de lo pictórico como un juego de fraccionamientos de espacio, donde se instaura una visión múltiple y alterna.  En las ventanas aparecen alusiones de ausencias, nostalgias críticas con algún fundamento social, problemáticas de tiempo y lo más importante, recortes de mirada para producir nuevos conceptos de paisaje. Entonces las figuras en su lenguaje artístico aparecen como objetos encontrados resueltos pictóricamente, más que naturalezas ideográficas, propuestas como indicios plásticos en perspectivas reconstructivas, bajo el tamiz de un programa de pintura después del Pop que aún no termina por sentirse cómodo con los efectos de la representación.

La incomodidad surge por la perdida en la adopción de una asimetría lo suficientemente aumentada, que no logra diferenciar el estar o no en crisis. Pero ello no es propio solo de su pintura, sino un efecto compartido, porque al pintar sabemos que las metas de la pintura no son más lejanas que una sumatoria de improvisaciones.

Es posible comprender la pintura de Noriega como un Trasegar de un Encuentro, según lo anuncia el nombre de la exposición, puesto que pone de manifiesto un orden cronológico desde lo íntimo en pequeño formato, a lo abierto compartido en la figura de un territorio para los otros, donde la excusa del encuentro se considera la misma noción de convergencia. La artista reconoce que lo que converge en su lenguaje plástico tiene que ver con elementos autorreferenciales, asociados con anclajes familiares posibles gracias a la empatía y la constante movilidad, no solo de pensamiento, sino de frecuencia telúrica exenta de frívolo maquillaje. Al final, con todo el aparato conceptual y gráfico desplegado nos enfrentamos en sus palabras “a obras simples y directas, sin maquillaje, las cuales hablan de la melancolía, los anhelos, las esperanzas y las tristezas, producto de lo despojado y de lo perdido”.

Oscar Salamanca

 

 



Mundos Paralelos
Mixta sobre madera
Políptico (16) 20x20cm c/u

                                                          

                                                       



Del otro lado
Mixta sobre madera
Políptico (4) 20 x 20 cm c/u

                                            

                     

Horizontes
Mixta sobre madera
30 x 30 cm

                                      



Movimiento
Mixta sobre madera
Políptico (4) 23 x 20 cm

                                                                



A solas
Mixta sobre madera
Políptico (4) 16 x 16 cm

                                                            




Contratiempo
Mixta sobre madera
15 x 60 cm





Desencuentro
Mixta sobre madera
15 x 60 cm







Pasos

Mixta sobre madera
Tríptico (3) 16 x 16 cm c/u

                                                                    

                                                                   






Migratorios
óleo sobre lienzo
100 x 100 cm

                                                                

                                                                








Contradicciones
Óleo sobre lienzo
100 x 100 cm

                                                            

                                                           






Indiferencia
Óleo sobre lienzo
100 x 100 cm

                                                                                                                                                                                                              

                                                              




Territorios
Óleo sobre lienzo
100 x 100 cm

                                                                

                                                           






Zona rosa

Óleo sobre lienzo
100 x 100 cm

                                                                

                                                           









Desplazados
Óleo sobre lienzo
100 x 100 cm

                                                                

                                                              






                                    María Cristina Noriega.1961


Mi proceso pictórico se inicia en casa observando a mi padre pintor y publicista, pero también donde primero soy alentada a no estudiar arte; estudio entonces Bacteriología, trabajo algunos años y más tarde inicio artes plásticas en la Universidad Nacional de Colombia donde me enfoco en pintura y hago profundización en grabado y cerámica; me graduó e inicio mi búsqueda  y desarrollo creativo, primero en Colombia y luego en EEUU, donde trabajé como docente por dos años en el museo de la OEA, en Washington, allí me acerco al arte latinoamericano de primera mano de los propios artistas invitados a exponer o de las exposiciones itinerantes que venían de otros países. Muestras como la de Antonio Seguí (Argentina), Fernando de Zsyszlo (Perú), Joaquín Torres García y la Escuela del Sur, así como la colección particular del museo, despertaron en mí un profundo reconocimiento y compromiso por el arte hecho desde nuestra propia identidad.

 He pintado y desarrollado mi obra ininterrumpidamente, mostrándola individual y colectivamente en Colombia, EEUU y Canadá principalmente.

Mi pintura alude a una expresión de inquietudes personales pero que tocan siempre al otro, mi entorno individual y colectivo, mi condición de mujer y en últimas, las circunstancias que rodean al ser humano; he partido de preguntas, experiencias y reflexiones que han me llevado a hablar de la vida en el mundo “contemporáneo” (Series Paredes y Laberintos, A Diario, Con Clave, Simultáneos); y de mi ser íntimo y social (Serie El Sueño perdido, La Memoria del Otro y Des-arraigo).

Macrinoss

 

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