jueves, 10 de marzo de 2022

Viridiómetro, exposición individual de María Cecilia Galindo Oñate. Del 29 de marzo al 4 de mayo de 2022


 

Texto curatorial

Luego de casi 30 años tengo la oportunidad de escribir sobre la obra pictórica de una compañera de estudios con quien en su momento debatimos de más o menos las mismas cosas que hoy nos ponen en una situación curatorial y expositiva. Digo más o menos porque los problemas del arte parecen no cambiar tan drásticamente como uno pensaría, sobre todo en un escenario doméstico donde las cuestiones teóricas y fundamentalmente técnicas atraviesan el corpus de la labor del creador. Tanto ayer como hoy la angustia por no dar precisamente en el blanco se ha convertido en el mecanismo de autoproducción a partir de enfoques, eso sí, muy diferentes y hasta antagónicos.

A pesar del juego de heterogeneidades que fundamentan la estética del misterio desde donde miramos el fenómeno del arte, se presenta como una verdad posible la simpleza de mirar o del mirar, porque a fin de cuentas esa observación atenta al circunmundo vincula lo desvinculado, unas veces al utilizar imágenes yuxtapuestas, otras por referencias inmersivas en tono sacramental, pero de todos modos respuestas de viajes hacia el paisaje.

El paisaje aparece en la diana de la creación contemporánea porque todavía preocupa la materia que lo conforma y digo materia para referirme a cierta narrativa basada en la repitencia y la constante por ocupar de forma indefinida los mismos recorridos, las mismas sensaciones en aras de facilitar una cierta co-pertenencia, esto por la potencia del paisaje convertido en crisol de experiencia. Entiendo el paisaje como una práctica de recorte de mundo en escenas parecidas a pequeñas costelaciones donde aparece el artista y el espacio.

En dicha relación de artista y espacio se construye una determinada arquitectura con múltiples intensidades de codificación interior, las cuales denotan circunstancias de identidad porque el construir tiene por objeto habitar y como es sabido el ser humano es un operador de los espacios que habita, se mueve con frenética actitud entre campos de fuerzas o bien tensiones motivadas por efectos de creación. No sé si alcancé con lo mencionado a definir lo que puede significar el paisaje recortado de la experiencia pictórica, pero podría concluir que el paisaje como género del arte actual, se considera el resultado de una particular habitación del espacio que genera curvaturas y repercute en sus agentes.

La obra de María Cecilia Galindo Oñate es subsidiaria de una profunda nostalgia por la idea del laboratorio, pero no en su uso como dinámica de taller de artista extrapolado en procesos seudo cientificistas, sino en su misma esencia de la comprobación tras la búsqueda de algún vestigio de verdad. La artista pinta desde el origen de las cosas como si intentara por alguna suerte de proceso enciclopédico, describir la génesis del universo de los tonos para certificar cada trazo y cada gesto.  Dicha acción de transformación del fraseo del espacio pictórico da cuenta de un profundo respeto por herencias y procesos del pasado, meticulosamente extirpados en la nueva clínica de estudio en su taller, circunscrito a la magnificencia del resplandor colorístico, siempre y cuando responda con prontitud a los elementos de su huerta.

La artista se esfuerza por emparentar los tiempos de la naturaleza con los tiempos del arte porque por su experiencia se ha dado cuenta que se corresponden en iguales esperas y dedicadas jornadas de preparación. Sus pinturas de paisajes florecen con los cromos de la fuerza de la tierra en vertiginosos espectros de fascinación por lo mínimo, el grano, la sal, el retoño, la vibración del magenta y el viridiano. Solo quienes se han sumergido en sí mismos dentro de los diminutos descubrimientos de las horas del trabajo del pintor saben lo importante de la verticalidad de sus descubrimientos, pues en el arte no sólo se trata de cuestiones rizomáticas horizontales, sino de atractores de crecimiento con la paciencia del germinador.

Hace falta detener la mirada sobre las coordenadas del paisaje para mapear la botánica del dendrólogo que añora viajar, sumergirse sin contratiempo en la lignificación del boceto que quiere ser pintura, del bosquejo que se resiste a los determinismos de la pasta oleosa, porque todo en pintura es emancipación constante, por una parte del artista, el cual desea la pronta independencia de lo real para separar la consideración plástica de la exactitud descriptiva y por otra parte de la pintura, que exige a gritos la representación por acoplamiento simbiótico de líneas, manchas y apariencias. La maestra Galindo expone sin resistencia la esencia misma de un laboratorio acústico por excelencia, puesto que con sus pinturas nos permite agudizar nuestras propias voces del interior, en urgentes llamados de conmoción sobre nuestros círculos relacionales más próximos.

 

Oscar Salamanca

 



Obras 








Título: Cerro de Sopó. Mientras llueve, Serie Las horas. 

Técnica: óleo sobre tabla
Dimensiones: 20 x 30 cm
Fecha: Nov 1 al 14 de 2021

Altura de observación 2.775 m.s.n.m
4 grados 50.47 Norte
73 grados 51.54 Oeste
Guasca













Título: Cerro de Guadalupe en Bogotá, desde el sur-occidente. Serie Las horas 

Técnica: óleo sobre lienzo
Dimensiones: 25 x 28 cm
Fecha: Diciembre 5 a 15 de 2021

Altura de observación 2.630 m.s.n.m
Carrera 4 con calle 8
Bogotá









Título: Cerro de Sopó desde la sabana del río Siecha, el verano que no cesa. 
Serie Las horas 

Técnica: óleo sobre tabla
Dimensiones: 25 x 25 cm
Fecha: Marzo 2022

Altura de observación 2.690 m.s.n.m
4 grados 50.60 Norte
73 grados 51.5 Oeste
Guasca












Título: Brazo sur del cerro. Serie Las horas

Técnica: óleo sobre tabla entelada
Dimensiones: 20 x 20 cm
Fecha: Noviembre - diciembre 2021

Altura de observación 2.670 m.s.n.m
V47H+P84
Guasca













Título: Cerro La Aguadora y cerro Pico del Águila.  Serie Las horas 

Técnica: óleo sobre tabla entelada
Dimensiones: 20 x 20 cm
Fecha: Marzo 2022

Altura de observación 2.635 m.s.n.m
Carrera 7 con calle 116
Bogotá











Título: Cerro Manjuy, Facatativa, desde la calle 26 Serie Las horas

Técnica: Óleo sobre cartón entelado
Dimensiones: 22 x 33 cm
Fecha: Febrero - marzo 2022

Altura de observación 2.593 m.s.n.m
4 grados 37.46 Norte
74 grados 4.52 Oeste
Bogotá












Título: Cerro de Sopó o cerro El elefante. Serie Las horas

Técnica: Óleo - lienzo
Dimensiones: 20x20.4 cm
Fecha: Marzo 2022

Altura de observación 2775 m.s.n.m
4 grados 50.4 Norte
73 grados 51.5 Oeste













Título: Ïe Cho El Alto. Serie Las horas

Técnica: Óleo - lienzo
Dimensiones: 20 x 25 cm
Fecha: Diciembre 2021

Altura de observación 2730 m.s.n.m
4 grados 50.7 Norte
73 grados 51.4 Oeste
Guasca












Título: Páramo de Guasca, Serie Las horas.

Técnica: Óleo sobre tabla entelada
Dimensiones: 20 x 20 cm
Fecha: Nov - diciembre 2021-

Altura de observación 2670 m.s.n.m
V47H+P84
Guasca













Título: Cerro de Sopó, la tarde . Serie Las horas.

Técnica: Óleo - tabla
Dimensiones: 30 x 20 cm
Fecha: Nov 1 al 14 de 2021

Altura de observación 2775 m.s.n.m
4 grados 50.47 Norte
73 grados 51.54 Oeste
Guasca











Título: Horizonte. Serie Las Horas

Técnica: Óleo - lienzo
Dimensiones: 22.4 x 23.8
Fecha: Nov-marzo 2021-2022











Título: Cerro de Sopó desde la sabana del río Siecha, el verano que no cesa. 
Serie Las horas

Técnica: Óleo - tabla
Dimensiones: 25 x 25 cm
Fecha: Marzo 2022

Altura de observación 2690 m.s.n.m
4 grados 50.60 Norte
73 grados 51.5 Oeste
Guasca













Título: Cerro del Cable. Serie Las horas

Técnica: Óleo - lienzo
Dimensiones: 26.5 x 20.5 cm
Fecha: Enero 2022

Altura de observación 2590 m.s.n.m
Calle 49 con 22
Bogotá











Título: Cerro de Sopó, el viento que pasa, Serie Las horas

Técnica: Óleo - lienzo
Dimensiones: 19.5 x19.8 cm
Fecha: Marzo 2022

Altura de observación 2775 m.s.n.m
4 grados 50.4 Norte
73 grados 51.5 Oeste
Guasca
















Herbolaria y viridiometro: El Laboratorio del paisaje en la Sabana extensa de Bogotá, el paisaje expandido.


Mi nombre es María Cecilia Galindo-Oñate, soy Artista plástica, y a través de estudios académicos de Maestría en Historia del Arte, la Arquitectura y la Ciudad, he centrado mi atención en la historia urbana de la ciudad de Bogotá y la transformación de sus antiguas haciendas, fuente de alimentos, en los actuales barrios preindustriales desprovistos de espacios para cultivar, para observar.

En el tiempo que suelo dedicar a la observación de la ciudad, he construido una serie de tablas de color que permiten trabajar tonalidades más o menos saturadas de colores en pintura, para la representación del paisaje. He nombrado  viridiometro, (viridis, del latin, verde)  a este conjunto de mezclas de color, que orientan mi actividad como artista en el ejercicio de la pintura al aire libre y partiendo de modelos del natural.  


Dentro de este lapso de investigación, en los fenómenos que la luz  del día, tan variable, alteran sensores específicos como conos y bastoncillos de mis ojos, he determinado que lo que mi actividad desarrolla mientras observo, dibujo, mezclo y pinto es un pseudo laboratorio que tiene como tema el paisaje de la Sabana del río Bogotá. Este laboratorio  cuenta por materiales de experimentación,  pigmentos,  aglutinantes y disolventes, que suelo usar para laborar sobre diversas calidades de soportes e imprimaciones. De aquí que sean estas dos palabras Laboratorio y paisaje, las que describen mi actividad como investigador. Soy dibujante de la topografía que recorro entre territorios andinos, en donde descubro, aprendo y cultivo plantas nativas. Estas plantas, fuente de aromas, de enlaces químicos y calidades físicas, que acompañan como arvenses los cultivos de pancoger en la Sabana extensa de Bogotá, son el objeto de estudio del viridiometro: pastizales, praderas, prados, potreros de elevaciones superiores a los 2.500 msnm.



noticia en Comunicaciones U.T.P



imágenes de la exposición