miércoles, 27 de agosto de 2014

Los inmodernos, paisajes para llevar



No deja de parecer anacrónico pretender adoptar una herencia derivada del impresionismo cuando se trata de realizar conquistas de lo real desde la experiencia del paisaje al aire libre, en un panorama del arte o lo artístico cargado de sensación por lo contemporáneo dado en la moda. No obstante, la práctica del paisaje la hemos asumido como un camino grupal más no colectivo, porque intuimos que del recorte de mundo que significa pintar un paisaje existen varias lecciones.
La primera lección aprendida tiene que ver con dejar a un lado pensar el arte como marcos inamovibles pertenecientes a tiempos históricos y pasar a construir nociones de arte donde su historicidad ya extinta sirva de archivo de trabajo. Lo anterior facilita las cosas puesto se activa un cambio sustancial del hacer no tanto hacia lo nuevo sino con lo existente. En este sentido podríamos ser considerados nuevos impresionistas pero repensando la palabra impresión ya que, quizá, nuestra búsqueda sea construcción, estructura, arquitectura visible.
Luego aparecen otras lecciones de igual manera afincadas en la resistencia. Como ejemplo tenemos la resistencia por continuar instaurando el abandono del taller para penetrar en contextos. Aquí surgen dudas relacionadas a si en verdad el pintor de un paisaje al óleo penetra en el contexto o bien lo mira con atención desde afuera. Parecería que ese pintor ubica lo externo como un hallazgo de lo bello pictórico, entendiendo lo bello como situaciones de caos-orden, armonía-desublimidad,  paradigmas del todo modernos.
Otra resistencia posible la encontramos en la manera cómo se abordan los concepto de lo natural, la naturaleza y con ellos la realidad y lo real. Como una salida, el pintor de paisajes cree ver lo natural cuando imagina una posible construcción de naturaleza profunda e íntima en lo observado, lo cual, de igual manera, proviene de un extracto de imágenes cuya sustancia de lo real surge de lo   imaginado: el pintor de paisajes al aire libre cree pintar lo que cree del paisaje.

Desde el año 2007 con disciplina, silencio y rigurosidad cada semana realizamos incursiones a diferentes lugares urbanos y rurales con el propósito de pintar cuadros al óleo con el motivo del paisaje. En estas experiencias se habla poco porque existe premura por el cambio súbito de luz y también por el ritmo pictórico dado por la rapidez y la concreción. En dichas salidas de lo que se trata es de hacer  síntesis en todo sentido:  solucionar un algo caótico bajo un régimen de orden autoimpuesto, reorganizar la confusión de lo que se ofrece a la mirada y producir, no tanto arte, sino experiencia artística como acontecimiento estético.

La exposición reúne el trabajo de profesores, estudiantes y personas interesadas en la pintura de caballete que usamos el genero del paisaje como una posibilidad de creación exenta de pretensiones diferentes a las de encontrar sentido en la observación de la experiencia del viaje y los encuentros afortunados con la pintura.

PhD Oscar Salamanca

Expositores:
Susana Estefanía Stanig
Mario Damill
Alejandro Múnera Ramírez
Esteban Vélez
Maritza Usma Herrera
Daniel Lopes
Haiden Pérez
Oscar Salamanca

Fechas:
2 de septiembre al 1 de octubre de 2014


Lugar:
Muro Líquido, Biblioteca Jorge Roa Martínez, Universidad Tecnológica de Pereira en Colombia


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