El tema central de mi trabajo es la geografía de mi mundo simbólico. Ha
estado muy motivado por las historias y eventos familiares, como una estrategia
para atravesar, gestionar e intentar entender momentos de mi vida. Todas las
personas de esta generación han visto su vida cruzada por una revolución
digital que repercute incluso en espacios cotidianos e íntimos.
Es por esto que considero mi acto creativo una hibridación
interdisciplinar que transita entre lo
digital y lo análogo que para
mí, es un camino de ida y vuelta, entre lo planeado
y lo aleatorio como una biblioteca
de experimentos y de encuentros intempestivos entre los materiales, lenguajes e
ideas y entre la memoria biológica y la
digital.
Estos “entres” son para mi, como el universo lleno de estrellas que se
conectan y van creando diferentes constelaciones, como el juego de dibujo de
conectar puntitos en una hoja de papel. Esos puntitos son datos, información,
son recuerdos almacenados, presencias y ausencias.
Para mi papá las conexiones se daban con experiencias externas, para mi
mamá es un acto más íntimo. Ambos se conectan por el movimiento. Mientras mi
padre encontró en el mar y su inmensidad, en recorrer paisajes exóticos, su forma de conocer el
mundo. Mi mamá lo encontró en la mirada interior, en tejer, en coser, en
cocinar, en sentir su latido interior que se expande en el acto de dar.
Mi mamá sufrió una enfermedad del corazón, y con regularidad le tomaban
electrocardiogramas. Esta gráfica dibujaba sus latidos, una línea que se
asemeja a la gráfica del sonido, y al registro de los sismógrafos. Es allí
donde empezaron a surgir las conexiones. La vida, el corazón, la memoria, la
luz, el tiempo, los datos, el dibujo todo se mueve, nunca para. Es por eso que
para mí la memoria es un registro en tránsito. Un cuerpo latente que se contrae
y se expande. Un latido vital.
Ese latido vital de la memoria individual, cultural y social se está
viendo reconfigurado por los medios digitales, por la forma en que archivamos
nuestros recuerdos y los compartimos. Los medios digitales revitalizan y
permiten reimaginar la memoria, pero al mismo tiempo crean dependencia y hasta
obsesión por estar conectados a la red y sin embargo, desconectados del
presente.
Mi obra explora ese latido vital, la geografía de la memoria biológica y
digital, a través de imaginar el paisaje contemporáneo. Los paisajes son algunas de las imágenes más
comunes en la historia del arte, sin embargo en mi caso la idea de paisaje se
aleja de la idea de la representación tradicional. Mis paisajes están formados
en ocasiones por datos, y se relacionan con una imagen abstracta o fragmentada
que busca en las composiciones reconocer la memoria de la tierra, su latido en
sincronía con la humanidad.
I.H
Ibon Herrera artista plástica y visual, Universidad Santo Tomás. La memoria
biológica y digital es el tema central de su trabajo.
Exposiciones: AU FIL DES COULEURS. Espace Aliés Guinard. Châtillon, Francia
(2022), 20ª edición de la Bienal Internacional de Grabado de Sarcelles (2021), Latin Art Gallery (2018) Praga – República
Checa, Casa Principal (2011) Veracruz – México.
Proyecto colectivo de grabado “Cosas de casa” Exhibición simultánea
Institución Universitaria Bellas Artes y Ciencias de Bolívar - UNIBAC y
Biblioteca José Fernández de Madrid – UNICARTAGENA (2022), Sala ASAB Facultad
de Artes de la UDFJC(2022) VII edición
de Voltaje Salón de Arte y Tecnología (2020),
Centro Cultural Editorial de la Universidad Nacional (2020), Museo de
Arte Contemporáneo – MAC (2019) Bogotá, Centro Colombo Americano de Bucaramanga
(2013), Museo de Arte Universidad del Magdalena (2013 y 2016), Biblioteca José
Fernández de Madrid de la Universidad de Cartagena (2017) y en Luvina Librería
Galería Café (2017) Bogotá.
Contacto
ibonherrera@gmail.com