No deja de parecer anacrónico pretender
adoptar una herencia derivada del impresionismo cuando se trata de realizar
conquistas de lo real desde la experiencia del paisaje al aire libre, en un
panorama del arte o lo artístico cargado de sensación por lo contemporáneo dado
en la moda. No obstante, la práctica del paisaje la hemos asumido como un
camino grupal más no colectivo, porque intuimos que del recorte de mundo que
significa pintar un paisaje existen varias lecciones.
La primera lección aprendida tiene que
ver con dejar a un lado pensar el arte como marcos inamovibles pertenecientes a
tiempos históricos y pasar a construir nociones de arte donde su historicidad
ya extinta sirva de archivo de trabajo. Lo anterior facilita las cosas puesto
se activa un cambio sustancial del hacer no tanto hacia lo nuevo sino con lo
existente. En este sentido podríamos ser considerados nuevos impresionistas
pero repensando la palabra impresión ya que, quizá, nuestra búsqueda sea construcción,
estructura, arquitectura visible.
Luego aparecen otras lecciones de igual
manera afincadas en la resistencia. Como ejemplo tenemos la resistencia por
continuar instaurando el abandono del taller para penetrar en contextos. Aquí
surgen dudas relacionadas a si en verdad el pintor de un paisaje al óleo
penetra en el contexto o bien lo mira con atención desde afuera. Parecería que
ese pintor ubica lo externo como un hallazgo de lo bello pictórico, entendiendo
lo bello como situaciones de caos-orden, armonía-desublimidad, paradigmas del todo modernos.
Otra resistencia posible la encontramos
en la manera cómo se abordan los concepto de lo natural, la naturaleza y con
ellos la realidad y lo real. Como una salida, el pintor de paisajes cree ver lo
natural cuando imagina una posible construcción de naturaleza profunda e íntima
en lo observado, lo cual, de igual manera, proviene de un extracto de imágenes
cuya sustancia de lo real surge de lo
imaginado: el pintor de paisajes al aire libre cree pintar lo que cree
del paisaje.
Desde el año 2007 con disciplina,
silencio y rigurosidad cada semana realizamos incursiones a diferentes lugares
urbanos y rurales con el propósito de pintar cuadros al óleo con el motivo del
paisaje. En estas experiencias se habla poco porque existe premura por el
cambio súbito de luz y también por el ritmo pictórico dado por la rapidez y la
concreción. En dichas salidas de lo que se trata es de hacer síntesis en todo sentido: solucionar un algo caótico bajo un régimen de
orden autoimpuesto, reorganizar la confusión de lo que se ofrece a la mirada y
producir, no tanto arte, sino experiencia artística como acontecimiento
estético.
La exposición reúne el trabajo de
profesores, estudiantes y personas interesadas en la pintura de caballete que
usamos el genero del paisaje como una posibilidad de creación exenta de
pretensiones diferentes a las de encontrar sentido en la observación de la
experiencia del viaje y los encuentros afortunados con la pintura.
PhD Oscar Salamanca
Expositores:
Susana Estefanía Stanig
Mario Damill
Alejandro Múnera Ramírez
Esteban Vélez
Maritza Usma Herrera
Daniel Lopes
Haiden Pérez
Oscar Salamanca
Fechas:
2 de septiembre al 1 de octubre de 2014
Lugar:
Muro Líquido, Biblioteca Jorge Roa Martínez,
Universidad Tecnológica de Pereira en Colombia
contacto: